miércoles, 26 de marzo de 2008

Vacaciones 2008: Un esperado resumen, parte uno: Tongoy.


Hola a todos. Espero que estén bien y que les esté yendo bien en lo que hagan. Yo hace tiempo que me debía dejar caer por estos lados para contar el resto de mi aventura en cualquier otra parte que no fuese Santiago. El tiempo ya no está como para contar sobre las vacaciones, pero mala cuea no más. Además, si quiero seguir hablando sobre otras cosas (que, sin bromas, se empiezan a apilar) debo terminar esto. Para ser breves, en realidad nada fue tan entretenido como el viaje de ida a Tongoy (como para contarlo, porque las vacaciones estuvieron buenas, pero no todo es para contarlo), así que esta entrada será más que nada un lindo envoltorio para estas buenas vacaciones.

El demorarme en escribir también hizo que me olvidara de bastantes cosas, pero sobre Tongoy recuerdo haberlo pasado muy bien con mis primos y haber conocido a los primos de mis primos (que no son mis primos :P), haber ido a la fiesta más pokémona de mi vida (y que espero (Dios mediante) que no se repita) donde bailé en la oscuridad absoluta canciones que gracias a Dios (ando más religioso que nunca, se me pegó de la semana santa seguramente) ya olvidé. Sólo diré que Daddy Yankee ya es pasado en el mundo del reggaeton, y hoy los emperadores son otros. Y yo que daba por muerto a este especial baile como el 2007... al parecer me anduve equivocando.

¿De qué más me acuerdo? Bueno, de la niña de azul de la micro que estaba bien rica, pero a la que obviamente no le hablé (porque, seamos francos, es bien difícil hablarle a una mujer sólo porque sí. Uno siempre busca la excusa (quería tirar el gorro que tenía puesto, pero nunca se me ocurrió la manera óptima y menos sospechosa de hacerlo) para lograr algún contacto, pero en realidad la vida tendría que hacerme un flaco favor para lograr algo, como que se vuelque la micro en la que íbamos o como que quede atascada en alguna parte... a veces tener todo bajo control no ayuda tanto... ¡invoco al caos!). Y más encima después pasó por fuera del restaurant donde estábamos comiendo. Aunque bueno, como me pasa siempre, seguramente estaba pololeando o andaba detrás de un loco.

También me acuerdo de la conversación que tuve con mi tío principalmente sobre la familia y sobre el tan agraciado trío de hermanos que conformamos mi hermana, mi hermano y yo, quienes estamos solos y el tiempo que han (bien leído, han, no 'hemos') estado con alguien tiende a cero. Me acuerdo de la gente que conocí en las cabañas del banco (quienes claramente (y obviamente no los culpo) me conocían como 'el perdido'), el amigo (uno más) de mi tío que tenía una voz pastosa, y la pelirroja pokemona que era una especie de cheque a fecha... peeeeero hasta por ahí no más. Obviamente me acuerdo de las empanadas de ostión-queso (las mejores), camarón-queso y macha-queso que nos comimos con mi siempre apañador primo... se me hizo eso sí con la loco-queso (no soy muy fanático del loco, me gustan las locas (no los homosexuales pasivos)). Me acuerdo de las cabañas 'momo' (mientras mi socio poco después fue casi desmaterializado por un motociclista), de las cientos de fotos que tomamos (mención especial es aquella donde salgo oliendo la flor), de la película Exterminio que nunca vimos (porque en realidad no la había llevado :P (en todo caso después vi las dos y son como las weas)) y de mi caminada extraña con hawaiianas (¡me cargan!), del berries y de los completos del carrito, del bingo y de los extraordinarios churros. Y por supuesto, de la tranquilita playa donde hasta llegué hasta las boyas jeje (yo lo veo como crecimiento personal).

En resumidas cuentas, todo estuvo la raja. La vuelta a Santiago fue perfecta, así que no hay nada que contar. Al final me alargué igual (a estas alturas no sé quién no lo veía venir) así que partiré este resumen en dos. La primera parte ya fue, y consistió en Tongoy. La segunda parte será sobre el sur, donde fui con otros tíos a Vegas de Itata (dejémoslo en el sur no más) y a 'cerca de' las Termas de Chillán (porque no fue en el complejo mismo jojo).

Ya, me despido por ahora, que les vaya bonito.
¡Chau!

PD: Obviamente el nuevo nombre del blog se dio por mi aventura entre las ciudades de Los Vilos y Tongoy, donde un profeta usó ese dicho para contar mi aventura antes que ocurriera. Yo sólo cumplí con los designios del destino.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

XD

er bingo y er número fatalito de Chuck Norris ajajaja
cómo olvidar cosas como esas y como los churros *-* aunque me quedé con las ganas del churro con queso... mmm y la fiesta pokemona... atroz, igual nos reímos de los cauros lesos :B

en fin, buen nombre le diste al blog, es como el taldo que te dio cuando compraste el pasaje XD
y ojalá se vuelvan a repetir vacaciones así con los primoshos juntos :)

saluditos! :*

Jorge dijo...

OOOOOHH!!!!! Cómo se me fue 'er número fatalito'!!! Chuck Norris haciendo su aparición en Tongoy, probablemente en alguna misión de vigilancia, o simplemente para relajarse de salvar al mundo todos los días gracias a sus patadas voladoras. Se aceptan más recuerdos.

Mena dijo...

Me reí un kilo con el post en que comentabas tu viaje entre Tongoy y Los Vilos un poco largo si, pero no nos quejemos, es mejor que leer a Gertz.

Saludos!

Hija-ilustre dijo...

me cagué(disculpe la expresión)de la risa con el "invoco al caos!"

veo q sigues con el tema de tus vacaciones, estuvieron rebuenas parece...

sólo pasaba a saludar... para no perder la costumbre digo yo :P

saludos

nos leemos caballero


adiós

Paola

Hija-ilustre dijo...

q n te tutee???

aló?

en fin


buen finde...