jueves, 2 de agosto de 2012

El viaje.

Hola. Lo que están leyendo en estos momentos salió luego de pensar en hacerlo muchos días y ejecutarlo en más de una noche donde no podía (o más bien, me rehusaba semi-conscientemente a) dormir.

Convencido de que la vida en Estados Unidos me va a cambiar, quiero dejar una especie de testamento de las cosas que creo hasta ahora, también para evidenciar que el cambio (espero) no será en las cosas importantes, y más será una mejoría y un empujón para hacer las cosas de mejor manera, y también, saber dónde y a quién recurrir para lograr lo propuesto.

Usted probablemente se pregunte: "¿Estados Unidos?" Yo le diré "claro." Resulta, por si no sabe, que me voy a estudiar un doctorado en Ciencia Política a la Universidad de Pittsburgh, así que dejaré mi querido y hermoso Chile (entiéndase como, más que Santiago) por un tiempo considerable. Al mismo tiempo, no creo que visite este blog de forma recurrente, ya que no sé si me queda tiempo para dedicarle a algo que nadie presta atención, cuando uno de sus objetivos es eso mismo: que le presten atención. Para eso, mejor escribo en un diario de vida, o experimento con escribir historias, y nadie se entera de nada hasta que se vean los frutos de ello. En fin.

Me voy de mi país con un sentimiento de que, en general, las cosas se pueden hacer mucho mejor. De hecho, mucho tiempo he pensado que el lema del país debería ser algo como "Chile: las cosas podrían andar tanto mejor!" Me parece que nací en un país que es un buen país, pero uno que es generoso (y bastante) con personas con las que no tiene que serlo siempre, y es tacaño con la gran mayoría, cuando tampoco tendría que serlo. Eso sí, no creo ni que haya que tirar a los militares a la calle, ni que las grandes alamedas se tengan que abrir pronto. Creo, reduciendo todo a una extremadamente simple oración, que hay que hacer cosas, más que hablar sobre que las vamos a hacer, y que, por extensión, las justificaciones por no hacer algo son irritantes.

Como esto puede convertirse en una discusión un poco complicada y larga, cortaré por el lado sano, que se relaciona con mi especialidad. Yo creo que la política está en todos lados, en todas las relaciones personales, y renegar de ella es un tanto ridículo. Al mismo tiempo, y a pesar de que a cada rato me quieren convencer de lo contrario, creo que la gente es inherentemente buena. Si entendemos la política como la relación de poder de un individuo o ente sobre otro individuo o ente en una sociedad, y cómo nos ordenamos dentro de ella para llegar al mejor escenario para todos, estas relaciones siempre están presentes, e incluso pueden variar de sentido si cambiamos el foco que utilizamos para el análisis, y también poseer distintos niveles de importancia, dependiendo de la situación. Así, por ejemplo tenemos: mucha gente es más alta que yo, pero yo corro más rápido los 200 metros planos que muchos de ellos. En unas olimpiadas escolares más sirve correr rápido, así que mis chances de ganar medallas es mayor que la de esos chicos altos.

Estas relaciones de poder no tienen por qué estar en una pugna constante, si no que todos podemos trabajar hacia la consecución de fines parecidos a todos, con las virtudes de las que cada uno dispone. Bajo este supuesto, la política es necesaria, y más que a unos pocos, necesita a un variopinto de individuos y de realidades. El problema es que el ejercicio de la política y la contrastación de opiniones diversas y las propuestas de cambio al status quo son ejercicios que, en su mayoría, requieren de mucho tiempo y paciencia. Estos son recursos muy escasos, por lo que las empresas, cualquiera que éstas sean, se pueden convertir en utópicas rápidamente y desilusionar a muchos en el camino.

De esta forma, la consecución de estos fines requiere de gente comprometida con el bien común, y que, a pesar de pertenecer a una élite privilegiada (que en este caso sería la de los gobernantes), recuerde que las decisiones se toman para todos. Tomando a Rawls y su teoría de la justicia por enésima vez, se necesita de gente que se coloque un velo de ignorancia sobre la situación actual de todos los actores en juego, y llegue a soluciones que beneficien a la mayor cantidad posible de personas del total del grupo afectado. Esto logra que la gente aprecie la labor de quienes están en dicha élite, y no encuentre razones para denostar su trabajo, o acusarlos de poner sus intereses por sobre el interés general, o inicie las peleas chicas, que tanto tiempo toman y no tienen ningún sentido. Esto último finalmente invita a la apatía y al desapego de los ciudadanos hacia el ejercicio del poder dentro de la misma sociedad en la que viven, se desarrollan y mueren. Ejercicio, este último, que va un poco contra el sentido común. Así, se genera un círculo donde no se sabe el inicio, que involucra por un lado a gente responsable y comprometida con los ideales de su entorno, y por el otro a una élite que responda a esos ideales y que los siga por sobre cualquier interés propio.

Ahora, enseñar esto en la práctica no es fácil, pero creo que la formación de gente como yo puede ser (aunque es sólo un factor) parte de la solución. Es importante dotarnos de mayor experiencia y de ejemplos de otras partes del mundo (buenos y malos), y obtener herramientas para saber transmitir los conocimientos a quienes quieren escuchar. Eso sí, una condición necesaria es que el capital humano sea reconocido de vuelta en el país, y no sólo en la capital. Con esto me refiero a que se tengan las condiciones físicas y técnicas para recibir a gente preparada para llevar las riendas de los cambios generacionales, así como también que, en varios ámbitos, se abran las mentes a otras experiencias y a que las cosas siempre se pueden hacer de otra manera.

Al mismo tiempo, el acceso a la información es un elemento clave para que los ciudadanos se empoderen, y no compren cuentos baratos de gente que sólo busca satisfacer deseos de grandeza. La política es tarea de todos, y todos podemos ayudar a sacar de carrera a candidatos populistas y votar a los candidatos que hablan lo suficiente, pero que tienen real capacidad de desafiar el orden establecido a través de sus acciones. Esto no necesariamente tiene que conducir a revoluciones radicales cada cuatro años, si no a gobiernos más horizontales, menos cortoplacistas y con resultados importantes en temas importantes.

Los medios (cómo me gusta hablar de ellos!) tienen una labor importante en dicho empoderamiento, y considero que ellos (refiriéndome aun a los medios tradicionales, que poseen la mayoría del alcance actual) tienen una decisión que tomar, que hasta ahora ha sido casi siempre la incorrecta. Al entregarse a las leyes del mercado y de la venta de productos, así como al people meter, han sucumbido (principalmente la televisión) al oligopolio del avisaje y a las parrillas programáticas mediocres. Sería bueno que los medios tomaran su deber más seriamente, y que puedan responder por los actos que cometen (por ejemplo, ser amarillos en la información y entregar información errada) de una manera más recurrente, y con sanciones más severas. Al mismo tiempo, medios menos convencionales deben ser adquiridos y legitimados. Con esto me refiero a foros en internet, a podcasts y otros.

Por todo lo anterior, mis ganas de volver a Chile a trabajar por mis compatriotas son muy grandes, y ahora mismo me cuesta mucho dejar mi tierra, pero las travesías por el desierto ayudan a todo el mundo. Si bien, esta será una travesía con más bondades que dificultades, cabe en la definición debido a que es un camino de aprendizaje y de desafíos (en este caso, intelectuales) que obviamente me hará retornar más fuerte y más sabio, dispuesto a devolver en actos tanto a quienes me dieron la oportunidad de partir, como a quienes pueda con el alcance de esos mismos actos.

Eso sí, me gustaría mucho que en el intertanto exista un aprendizaje cultural que nos permita ser más abiertos, tolerantes y menos discriminadores (aunque encuentre que la palabra se usa mal; yo prefiero el término segregación), racistas y menos bocones (o mejor dicho, que nuestra proporción de actos versus lo que decimos que vamos a hacer sea más cercana a 1). Este país podría estar mucho mejor de lo que está hoy en día, y algo de lo que no nos percatamos es que todos podemos aportar en algo para que el resto  esté mejor. La vida en sociedad nos necesita a cada uno de nosotros, ya sea haciendo lo que mejor hacemos o lo que nos más nos gusta, para que se pueda alcanzar el máximo potencial de cada vez más individuos.

Es un trabajo conjunto, y todos tendríamos que creer que somos responsables de los demás, que somos parte de sus éxitos y que sufrimos sus fracasos, y que estamos para el otro cuando ellos caigan, así como cuando alcanzan sus sueños. Cuando confiemos seremos mejores... pero para confiar hay que actuar de manera correcta, pase lo que pase. Esto último podría partir (pero no necesariamente se remite sólo a ellos) con nuestros gobernantes, que deben olvidarse de tener a la política como un negocio redondo, y deben entenderlo como un real servicio a la sociedad. Este es el tiempo de los cambios, y espero que en un tiempo más se puedan generar amplios y serios debates y podamos contemplar cuánto hemos mejorado en menos de una década.

Bueno, si leen esto y creen que les sirve para algo, me lo pueden contar. Me gustaría saber qué tanto puede ayudar todo lo que hago en el resto, y honestamente, si puedo compartir los frutos y resultados de esta experiencia con alguien más, todo se hace más gratificante.

Que sea un buen viaje para todos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente articulo Jorge, me gusta tu visión optimista y en busqueda de soluciones, creo que un punto importante es informar a la gente de quienes son los que aprueban o des aprueban proyectos de leí y romper los tabús de que solo existen 2 partidos politicos y que son todos iguales... creo que con el poder del voto se pueden cambiar las cosas y debiera ser algo que los políticos tendrian que ganarselo, me gustaría que entendieran que no es obtenido solo por estar acompañando de un partido politico gigante.
Ojala sigas escribiendo cuando puedas. Mucho éxito y espero logres armarte bien para lograr producir un real cambio en Chile. Saldo presidente!
Yo la verdad es que me siento en deuda con Australia y no me dan ganas de ir a cambiar Chile. Acá he recibido ayuda y cariño de un montón de gente y por supuesto no puedo dejar de lado el gobierno que practicamente me devolvió la vista y me paga por estudiar...
Además que como sabes me encantan las Australianas jejeje y bueno aunque sea un argumento tonto la verdad es que incluso el país lo encuentro mas bonito!
Espero ganes mucha experiencia.en tu viaje y que lo pases de maravilla!
Muchos cariños!