lunes, 18 de septiembre de 2006

¡Ah sí, soy chileno! [Quiero bailar cueca...]

Hola a todos, ojalá lo estén pasando chancho en este fin de semana largo. Antes de continuar escribiendo, tengo que ser honesto con ustedes: les tengo que contar un secreto. Estoy pasando por una crisis existencial como escritor. El otro día cuando posteé Cambalache, fue el último recurso que tuve, estuve varios días escribiendo muchas cosas que pretendía postear, pero en último momento lo borré todo y me acordé de ese gran tango. No me sentía bien, me sentía decepcionado de casi todo el mundo por ser como son (no de todos, ojo), tan cortoplacistas y bueno, tan como la mierda en pocas palabras (en una, de hecho). Lo bueno es que yo trato de desmarcarme de todo eso y trato de nivelar para arriba (estoy hablando de mi actitud hacia los demás). Soy tan estúpidamente terco que siempre creo estar haciendo lo correcto, así que seguiré actuando como actúo, todo porque creo que así estoy bien. No me importa si me estoy yendo al hoyo. Espero ser así siempre. Y bueno, en ese entonces no me dieron ganas de escribir más, pero lamentablemente se me ha pegado hasta ahora. Sacando, claro, la semana que recién pasó, ya que tuve que preparar seis solemnes para darlas en cuatro días (si suena muy terrible, tampoco lo es tanto). Bueno, quiero superar mi bajón automedicándome con una dosis (aunque sea malita (no por eso pequeña)) de escritura, así que le daré.

Estamos en fiestas patrias una vez más, celebrando 196 años de... sde que un grupo de hombres se juntó y dijo quién demonios nos gobierna ahora. Desde que supe qué era lo que celebraba siempre he pensado por qué demonios celebramos la primera junta de gobierno, y no la independencia, que fue lograda el 1818. Pero no es como si fuera a cambiar 196 años de tradición, tan terco no soy... además no me interesa cambiar nada, independiente de la dudosa procedencia de la celebración, disfruto las fiestas patrias. Me gusta ver a la gente elevando volantines (no en las autopistas eso sí), corriendo tras el chancho o el gallo, subiéndose al palo encebado o bailándose un pie de cueca*. Si bien no todas las haría yo, es bonito ver cómo el chileno se abstrae de su vida dominada por los cánones de la civilización occidental, para volver a las raíces, a lo que nos diferencia, aunque sea por un par de días. Podrían mantenerse más cosas, como la cueca, para el resto del año, porque no es para nada fome el baile: como todos, tiene su ciencia, y bueno, es lo que tenemos por baile nacional, así que deberíamos explotarlo más. Además las mujeres se ven bastante bien con esos vestidos...

[Como en esta oportunidad no tengo un mapa de lo que iba a escribir en mi cabeza, ahora sufro por la falta del mismo y me comienzo a preguntar si he escrito todo lo que quiero. Llego a la conclusión que no, pero no encuentro qué más...]

Ya sé, contaré lo que he hecho estos últimos días, todo porque hay cosas que contar (suena medio obvio eso pero, si le dan una vuelta puede que no lo sea tanto...)
El viernes tuve que dar una solemne y entregar otra (que era tipo ensayo), y luego fui a pasarle más o menos a la fonda de la U. Aunque sea raro algo ocurrió en esa fonda (que todavía no sé bien qué es ni los efectos que tendrá en mí) que está actuando como un virus, pero como a un nanómetro por día. Ya se acordarán de mí. Más tarde me junté con un amigo a hablar de la vida, comiendo completos en un sucucho de Blanco Encalada, mientras veíamos el partido de colo-colo versus la Universidad de Concepción. Saludos a mi compadre =D

El sábado fui con un grupo de amigos del colegio (donde no estaba con quien me junté el día antes) al Parque Padre Hurtado, ex Intercomunal de La Reina, a celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Allá hicimos un asado y jugamos a la pelota, a una tasa de dos minutos de fútbol por dos horas comiendo y leseando. Pero independiente de todo, lo pasé muy bien, fue distinto y bonito.
Ahora, ayer domingo me despertaron al mediodía para hacer las empanadas. El pino estaba listo de la noche anterior, lo que correspondía era hacer la masa. Mi mamá me ayudó a hacerla, porque deseaba aprender para hacer yo después ^^ Todo lindo, pero lamentablemente también había que hacer asado, entonces fui a hacer el fuego, y a pesar que nada salió mal, yo quería exclusividad para las empanadas. Independiente de eso (tercera vez que digo lo mismo), comimos bien, tomamos su buen vino y eso (faltó su cueca loca). Quedaron bien buenas las empanadas, estoy orgulloso de mi proceder y espero lograr hacerlas totalmente solo algún día. Eso, después todo el día comí empanadas, de once comí empanadas y ahora me quiero comer una, pero no me cabe nada más en el estómago. Cabe destacar también, que comimos asado, papas mayo, arroz y ensaladas verdes. Así que fue una jornada bien cerda. Eso sí, faltaron los anticuchos. Nadie me hizo caso cuando los sugerí, pero bueh.

Para hoy hay sobras de la comida de ayer, que comeré gustoso, pero no sé qué ocurrirá el martes y el resto de los días. Deseo salir a alguna parte, estoy con unas inusitadísimas ganas de carretear, que creo satisfaré el jueves en el cumpleaños de dos amigas (me acabo de acordar que tengo que responder un mail para poder ir... ¡LISTO!).

Bueno, no sé qué más. Creo que para primer intento de recuperarme de mi bajón, no está mal. Total nadie lo va a leer... aún.

Ya, me retiro, creo que veré una película o si no me iré a dormir, no sé bien. Me gustaría salir a trotar, pero me da cua cua. Los vecinos me dan miedo. Ya, se cuidan, a algunos los quiero, a otros los estimo (es la ley de la vida), pero eso no me quita de considerarlos a todos.
Chauu!!

*Esta es una petición, así como un aviso de utilidad pública (o sería como uno de inutilidad pública): ¡quiero bailar cueca! Necesito hacerlo, no quiero dejar pasar un 18 más sin bailar cueca, quiero demostrar de qué estoy hecho. Necesito chinitas, pueden pasar a mi oficina en horario homónimo y ahí podemos arreglar algo.