viernes, 12 de agosto de 2016

Un mes.


Esta vez vuelvo a escribir de Chile. No había estado en tres años, y tengo que decir que no sabía que iba a estar tan contento allá. Las circunstancias en las que viajé no fueron las mejores (estaba escapando de varios fantasmas y además tenía que estudiar un cerro de cosas para mis exámenes), y lamentablemente no me pude quedar por tanto tiempo, pero fue lo mejor que pude haber hecho. Escapar del pantano donde vivo y cambiarlo por un poco de frío y por montañas fue una gran idea. La simpleza de mi vida allá fue refrescante: fue bueno estar en un lugar donde nadie me pedía nada, no habían fechas límite (aunque en realidad sí, sólo que estaban a miles de kilómetros de distancia) ni nada que cumplir imperativamente. Lo que sí había era un hogar, comida de mamá y mi sangre.

Esta publicación es más una excusa para que vean las panorámicas que tomé.
No esperé que tanta gente fuese tan buena conmigo, sobre todo porque no tuve mucho tiempo para ver a varios, y también porque me he puesto más antisocial en estos años. Como pueden leer en mi publicación anterior, la gente acá es diferente, y mis ganas de socializar ya son casi inexistentes. Pero en fin. A pesar de que me faltó tiempo para hacer más cosas (sólo fui una vez al Dominó, una real tragedia) y para ver a más gente, me fui muy feliz. Agradezco a todos los que hicieron mi estadía un poco mejor, y lamento que no me haya podido quedar más.

The Coin.
Ahora no sé cuándo volveré a Chile nuevamente. Yo le digo a la gente que no deberían pasar más de dos años, y creo que es cierto, pero no sé si la próxima vez será nuevamente una visita o si me quedaré de manera permanente. Mientras más vivo ("vivo"), menos creo que quiero establecerme en un solo lugar para el resto de mi vida, aunque sí pienso que me gustaría terminar en Chile. Me carga la idea de comprarme una casa, de amarrarme a demasiadas cosas y de regalarle mi (poquísima) plata a alguien que trabaja exclusivamente para quitársela al resto. Sé que eso es complicado, pero aun así me gustaría intentarlo. La vida es para eso: si no luchamos contra los problemas que nos afectan no somos mejores que ellos.

Recuerdos.
Ahora que terminé mis exámenes, me gustaría ver qué se viene para el futuro. Houston es una ciudad agradable, pero creo que no es para mí. Tiene cosas buenas, por supuesto, como la diversidad y casi todo lo que uno pudiera imaginar en cuanto a servicios. Además, no habría podido ir a un partido de la Copa América Centenario en muchas otras ciudades, y esa experiencia me hizo muy bien. Pero Houston no tiene alma. No tiene montañas o naturaleza excepcional, es demasiado grande para mi gusto y está llena de autopistas (lo que habla bien del progreso, pero mal de la calidad de vida), y creo que mi ciclo acá ya se acabó. No pude encontrar casi nada de lo que buscaba, y es hora de seguir adelante. El mundo es grande, y para estar como en la mitad de mi vida, me falta mucho por recorrer. Por ahora no tengo muchas opciones: podría quedarme acá por un par de años más, o podría estar unos meses y tratar de que alguien más financie mi investigación, para así terminar en otro lado. Idealmente, me gustaría la segunda opción, pero hay muchas cosas que aun no sé.

Gente a quien le importa si vivo o muero.
Lo que sí sé es que estoy muy contento de haber pasado otra valla más en mi camino, ya que por fin siento que puedo moverme hacia adelante. Hace rato que no me sentía así, ya sea porque tenía que terminar mis ramos (un saludo para quienes, con sus decisiones, me hicieron tener que tomar un año y medio extra de clases por hacer absolutamente nada malo. Después no se pregunten por qué lucho para que las cosas sean más justas), o estudiar para los exámenes, o trabajar en cosas que no necesariamente quería hacer. Pero el tiempo en que estaré haciendo lo que yo quiera (con algunas restricciones, por supuesto) se acerca a pasos agigantados. Los costos van a ser importantes, seguiré siendo pobre y lo más probable es que seguiré estando solo por un buen tiempo (no puedo obligar a la gente que se quede cuando las cosas se ponen difíciles). Pero la libertad que todo esto me traerá es impagable.

Onwards and upwards!