viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Y la autocrítica?

Hoy quiero tocar un tema (que vengo rumiando hace por lo menos dos años D:) que parece evitarse en la vida actual. ¿Cuál es el problema de la gente (no quiero decir de los chilenos, porque puede que este problema se extienda más allá de nuestras fronteras) con la autocrítica? ¿Por qué hay una evidente falta de este precioso elemento en la actualidad?

Vamos por parte. La crítica es un elemento que yo entiendo como una colaboración (no necesariamente de una sola persona, y no necesariamente pedida) hacia el trabajo, las acciones, o las consecuencias que dichas acciones trajeron, por parte de otra(s), que está formada de observaciones de diverso tipo (de ningún modo solamente negativas, pero pueden estar presentes) que en su manifestación más purista carecen de maldad, sesgo, o parcialidad, debido a que no defienden una posición más que aquella que considera el perfeccionamiento de dicho trabajo o acciones, o bien buscan minimizar el efecto negativo de las consecuencias que dichos actos arrojaron. Es decir, yo entiendo la crítica como un ejercicio honesto de análisis para mejorar algo que a vista de quien me hizo la observación, tiene espacio de mejora. Y es algo que no tiene nada que ver con hacer sentir mal a la otra persona, o para mostrar superioridad sobre ella.

Quiero tratar de ser lo más claro al respecto, porque siento que se abusa de una interpretación del término "crítica" que involucra un interés o búsqueda de afectar el aspecto emocional de la persona que está sufriendo dicha crítica (o sea, hacerlo sentir mal) cuando eso puede perfectamente no ser así. Por poner un ejemplo: si yo reviso un trabajo de un amigo y veo que no está justificado, lo que le diré será: "oye wn, te falta justificarlo". Con eso le estoy diciendo precisamente eso, y no: "eres un idiota y no sabes escribir, más encima no lo justificas", o "es súper básico justificar un trabajo, yo lo hago". Al mismo tiempo, la repetición de críticas no hace necesariamente que haya un afán de descalificar, sino simplemente que hay demasiado espacio para mejorar. Probablemente la asimetría de información es muy grande... qué sé yo.

Y bueno, lógicamente, se desprende que la autocrítica es el ejercicio de introspección y análisis de nuestros propios actos, palabras, o consecuencias de cualquiera de éstos en los demás, y evaluar si hay caminos de respuesta en caso que se haya incurrido en alguna especie de daño hacia el otro. Pero no necesariamente hay que actuar cuando haya un daño hecho: la autocrítica tiene la ventaja de ser preventiva (la crítica solamente puede ser reactiva), por lo que puede evitar que cosas salgan de nuestra mente antes que sea muy tarde. Al mismo tiempo, sirve para evaluar el alcance de nuestras acciones y si lo que hacemos/decimos/sentimos/expresamos tiene sentido para los demás.

Así las cosas, la capacidad de evaluar el propio comportamiento, y la posterior habilidad para asumir responsabilidades y costos es un elemento relativamente ausente en nuestra sociedad, y es algo que va desde arriba hasta abajo. En otras palabras, y en lo que respecta a Chile, siempre ha costado que el gobierno de turno asuma responsabilidades, y eso también se ve (no necesariamente como una consecuencia) en el individuo común y su actuar cotidiano. Lo que yo encuentro extraño, eso sí, es que la  gente conoce la autocrítica, pero parece invocarla en los momentos más extraños. Por ejemplo, cuando uno habla en público. Ahí, ¡claro!, ahí, en ese preciso momento, somos los más tontos, los que menos deberíamos estar allí, y un sinfín de otras razones, porque puede venir el más estúpido y destruirnos incluso físicamente con una intervención o pregunta. Sin embargo, en otros momentos (en la mayoría) la autocrítica brilla por su ausencia.

En mi humilde opinión, me parece que una de las causas de esto es porque estamos (mal)educados para fijarnos principalmente en lo que nos corresponde como seres humanos, hijos, padres, hombres, o en la categoría que quepamos, buscando de esta forma nuestros derechos en todo aspecto; pero al mismo tiempo, se nos formó para pasar más o menos por alto nuestras responsabilidades, o deberes con nuestra sociedad y con el otro. Es decir, se nos acostumbra a exigir y recibir beneficios pero no a asumir los costos, que (variando los caminos) de todos modos son intrínsecos a cualquier acto.

Poniendo un ejemplo: en una pelea lo más fácil es pararse e irse (oj), cuando siempre es importante escuchar lo que el otro quiere decir. Muchos malos entendidos se han dado porque uno asume cosas y no escucha a la otra parte. Después de una discusión, lo más fácil es echarle la culpa al otro, pero si pensamos bien, una discusión casi nunca es por alguna queja unilateral: casi siempre es porque uno hizo algo. Pero nos encanta perder tiempo enojándonos, cuando lo que deberíamos hacer es preguntarnos: ¿estoy haciendo algo mal? ¿estoy actuando injustamente? Y ponerse en el lugar del otro ayuda bastante para lograr responder esas preguntas.

Concedido, uno puede enojarse mucho con otra persona porque dicha persona realmente hizo algo estúpido. Sin embargo, creo que cerrar la puerta es una opción que (en la mayoría de los casos, no digo que no haya situaciones donde alguien sí tenga completamente merecido irse a la cresta) se está poniendo añeja. Yo lo hice alguna vez, y en realidad no puedo rescatar nada valioso de ello. No estoy diciendo que me arrepiento, pero lo que sí estoy diciendo es que no saqué nada en limpio. También lo han hecho conmigo, pero yo no soy quien para hablar de las consecuencias de eso.

Con esto no intento decir que la gente no haga cosas, sino que haga lo que desee, pero con responsabilidad. Tampoco estoy diciendo que todos nos tenemos que llevar bien con todos, sino que invito a mirar los conflictos o discusiones como oportunidades de crecer, y no como ataques personales. Si al final, lo que uno da a otros, se lo termina dando a uno mismo; así como lo que no da, se lo está quitando a sí mismo (Jodorowsky, tienes la pinta y hasta el nombre de chanta, pero cuando te leí todo lo que dijiste me hizo perfecto sentido, te creí!). Por eso creo que siempre es mejor hacer lo que uno quiere hacer, pero siempre asumiendo responsabilidades y potenciales daños, siendo cauto en el actuar, pero entusiasta en las posibilidades de aquellos actos. Después de todo, quien no se arriesga, no cruza el río, y si no arriesgas, no ganas.

La vida (como la conocemos) es una sola, así que los invito a explorarla, con todo lo que traiga. Vamos.

PS: Tengan unas muy buenas Fiestas Patrias! Aprovechen la excusa nacional para tomar como enfermos y pásenlo extraordinario! Eso sí, traten de no morir en el intento. Nos veremos a la vuelta.

sábado, 28 de mayo de 2011

Un año más... ¿qué más da?

Lamento haber dejado a tanta gente colgando desde el tema anterior. Veo que mi equipo de basketball favorito y mi historia con ellos claramente interesó a muchos. Disculpen la demora, pero acá va el desenlace de la historia... Los Kings no se van! Después de mucho pensarlo (y de una sutil recomendación de la liga), los dueños decidieron quedarse un año más, mientras se trata de concretar una iniciativa para construir un nuevo y flamante estadio en alguno de los condados de la ciudad.


Honestamente, esta es una estadía muy condicionada, y los Maloof (apellido de los dueños) tienen el absoluto permiso de la liga (a través de su comisionado, David Stern) para irse de la ciudad una vez finalizada la siguiente temporada si los intentos de lograr construir el recinto fracasan. De esta forma, a pesar del interés gigantesco que ha habido por comprar localidades para todos los partidos en la temporada que viene, el equipo igualmente puede hacer sus maletas si no hay un plan para edificar un estadio en el corto plazo.

La casa de los Kings, el Arco Arena (ahora llamado Power Balance Pavilion) en una foto de 2006.

Este es un ejemplo de la importancia que tiene el tiempo y las oportunidades para cualquiera de nosotros. Para la gente de Sacramento, esto ha sido casi como renacer: uno de sus mejores negocios (el único equipo profesional que poseen) se ha quedado, por lo menos por doce meses más, y ha recogido todo el ímpetu para comenzar la nueva temporada con llenos de público para gran parte del itinerario de los 41 partidos que tienen de local. Si bien esa no es la solución para que se queden, el apoyo ayuda a aumentar la esperanza de un pueblo para unirse en la causa final.

Como ven, un año más no es irrelevante: un año más puede significar la diferencia entre una persona preparada y una novata; un año más significa tiempo para levantarse después de las caídas, sacudirse luego de las decepciones, intentar por segunda vez, o incluso para tratar de recuperar a alguna persona de nuestro pasado. En resumen, un año más significa oportunidades. Oportunidades de arrepentirse, de aprender, de empezar de nuevo, de buscar, de encontrar, etcétera, etcétera, etcétera.

El tiempo es lo más valioso, y tenemos que dejar de dar las cosas por sentadas. La gente de Sacramento lo sabe: ellos están conviviendo con un reloj en la mano, y si no se ponen de acuerdo, sus (y mis) queridos Kings se irán de verdad... y esta vez no van a volver.

Anexo: Top 10 con las mejores jugadas de la temporada de los Kings.

miércoles, 13 de abril de 2011

El fin de una era. (?)


El baloncesto es mi deporte favorito. Tanto así, que sigo la NBA con pasión, me sé el nombre del 98% de los jugadores que la conforman, soy fanático de un podcast sobre la liga, juego un juego de fantasía (donde tienes que armar tu equipo y competir en una liga con gallos igual de ociosos que uno), y compré la temporada completa para poder verla desde mi computador.

Recuerdo hace muchos años atrás haber seguido las series de postemporada de equipos como Chicago Bulls (quién no), Atlanta Hawks, Utah Jazz (mi equipo favorito en mis años mozos: "Stockton to Malone!"), New York Knicks, Seattle Supersonics, entre otros, por la televisión por cable. También tenía un pequeño aro en mi pieza, con el que me volvía loco creyéndome Michael Jordan y jugando series infartantes contra Patrick Ewing y compañía.

Así fue pasando el tiempo, y aparte de tratar de jugar la mayor cantidad del tiempo (con la evidente escasez tanto de recursos como de infraestructura), trataba de seguir las transmisiones de partidos, que poco antes (y aparentemente, debido a que no volvieron más) habían fracasado en TVN. Fue de esta manera que el año 1999 llegué a una serie de postemporada entre Utah Jazz, uno de los equipos más poderosos del momento, dos veces finalista de la NBA en las temporadas pasadas (y dos veces perdedor contra unos tales Chicago Bulls) y los Sacramento Kings, un equipo perdido, del Oeste de los Estados Unidos, sin mucha historia en la cúspide del baloncesto.

Como fan de Utah decidí seguir la serie, pero me encontré con un equipo de Sacramento tan corajudo, tan lleno de ganas de sobresalir y con tanta sed de triunfo; junto con una de las mejores hinchadas que hube visto en mi vida (tampoco había visto muchas para la época, pero no por eso no fue menos sorprendente), que no pude evitar, por lo menos, querer que la serie se alargara. Efectivamente eso pasó, y luego de ganar el segundo partido, disputado en Utah, Sacramento tuvo la chance de acabar la serie en su cancha, el Arco Arena, en un cuarto partido (con una serie para el mejor de cinco). Lamentablemente, arriba 2-1 en la serie, Sacramento terminó perdiendo ese cuarto partido 90-89 y luego perdió el quinto y último partido, en tiempo extra, en el entonces llamado Delta Center (aun lo recuerdo), en Salt Lake City. Me acuerdo haber visto el final de ese partido, y las serpentinas lanzadas en el estadio por haber vencido con lo justo, a un equipo recién llegado (era la segunda aparición de Sacramento en la postemporada desde 1986, con la anterior el año 1996).

Mi interés por la liga en su conjunto fue creciendo, al mismo tiempo que estos Kings dejaron metida la duda en mi fanatismo por el Jazz. Así las cosas, el tiempo fue pasando, y llegamos a una nueva postemporada, donde Sacramento perdió con uno de nuestros futuros archienemigos, Los Angeles Lakers, 3-2 (nuevamente en el máximo de partidos), mientras Utah venció a los Seattle Sonics en la misma cantidad de partidos. Pero en algún momento, justo cuando el acceso a internet ya era más masivo (aunque seguía siendo por teléfono) decidí que el equipo que seguiría sería Sacramento, diciéndole adiós a los Jazz.

Al parecer la elección fue acertada, porque los Kings vivieron el mejor lustro de su historia en Sacramento, con seis apariciones posteriores en postemporada, y unas series infartantes con los mencionados Lakers (con una polémica tan grande sobre el arbitraje y un supuesto arreglo de partidos, que hasta tiene una serie de videos hechas por aficionados, que tiene sus mejores videos por aquí), con los Phoenix Suns y con los Minnesota Timberwolves, por nombrar a un par. El equipo formado por Vlade Divac, Chris Webber, Peja Stojakovic, Doug Christie y Mike Bibby será uno de los mejores conjuntos que alguna vez luchó por conseguir un campeonato, y lamentablemente (sea por las razones que sea) no lo consiguió.

Es por todo lo anterior que siento mucha tristeza al saber que esta noche probablemente se vaya a jugar el último partido de los Kings en la ciudad de Sacramento. Como todos sabemos (y algunos desearían que esto no ocurriera), los negocios tienen su lado malo, y un equipo que ya venía saltando de mercados chicos en mercados chicos, sufrió más que ningún otro luego de la recesión vivida hace un par de años en Estados Unidos. De esta forma los dueños del equipo comenzaron a estudiar otras ciudades para un eventual traslado, llegando a Anaheim.


A estas alturas, la única opción para que el equipo no se vaya de la ciudad, es que la junta de dueños de equipos (donde hay pura pobreza) vote en contra del traslado, cosa que nunca ha pasado antes en la historia. Es por esta probabilidad que al parecer ya está todo dicho. Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde, y existen intentos concretos para mantener a los Kings en Sacramento. Yo sólo espero que los Kings no se vayan, tanto por la historia vivida con ese equipo: las alegrías y las tristezas, las esperanzas y las decepciones; como también por su gente, una de las más leales, si no la más leal, con su equipo, a través de las 30 ciudades por las que la NBA se sitúa.

Chris Webber, mi ídolo deportivo de muchos años, el rostro de los Kings en sus años de gloria, y uno de los jugadores que más mereció ganar un campeonato (junto con Charles Barkley, John Stockton y Karl Malone (estos dos últimos, del Jazz), y muchos otros), sorprendió mucho hoy con declaraciones que revelan que ha estado haciendo "esfuerzos muy grandes" para mantener el equipo en la ciudad que lo quiso tanto por tantos años. A minutos de comenzar el último partido de la temporada regular (al igual que en los pasados cuatro años, este año no hay postemporada para Sacramento) "casualmente" frente a los Lakers, quiero compartir el video con ustedes, junto con depositar mi esperanza en algún día ir a ver a los Sacramento Kings, y no a los Anaheim Royals, jugar alguna serie de playoffs en un flamante nuevo estadio de la capital de California.

viernes, 25 de marzo de 2011

Talento Dosificado (3/3)


Esta es la historia de un hombre que se conformó, pero no por eso le fue tan mal. Este cuento se llama "Revelaciones [y renovación de un amor que se creía perdido]", también tiene 100 palabras, y de acuerdo a mi recolección de los hechos, lo escribí para el concurso de 2007 pero lo mandé al año siguiente. Aunque (por supuesto) podría estar equivocado.

Caminando por el parque me di cuenta que ya no te quería más. De repente cambiaste y ya no te importaban las cosas de antes. Decidido a terminar lo nuestro fui a tu casa. Estabas sorprendida de verme. Claro, seguro que tú tampoco me querías como antes. Querías decirme algo y te dejé hablar. Estabas embarazada. Cuando me tocó hablar, sólo atiné a decirte cuánto te amaba. El tiempo pasó y seguimos juntos. A pesar de todo, terminé queriéndote de nuevo, y aunque siempre me pregunto qué habría pasado si te hubiese dejado, fue mejor aferrarse a lo que tenía.

Esa fue mi selección de escritos, espero la hayan disfrutado. Igual parece que Fotografías era el mejor de todos, JA.

Chau.

PS: ¿Alguien sabe de una mejor página para hacer mi blog? Esta, a pesar de ser de Skynet, creo que deja MUCHO que desear.

domingo, 20 de marzo de 2011

Nadie le puede decir que no a la buena música: Passenger.


Si quiere más, busque "Walk You Home" (o "Night Vision Binoculars"), "Walk in the Rain", "Table for One" (y busque un cuchillo), o "Do What You Like".

Disfruten!

martes, 22 de febrero de 2011

Talento Dosificado (BT)


La edición especial de hoy es un poco clarividente y un poco agresiva, y la verdad ni siquiera sé si lo mandé para concursar. Pero cuando lo leí (revisando por vigésimo novena vez qué cuento sería el que elegiría como Bonus Track) me gustó el aire de desesperación y resignación que trajo consigo. Sin embargo, no tiene mucho que ver con la ciudad de Santiago y la vida en ella.

Este tiene que ser el más experimental de los cuentos de esta selección, su nombre es "Lo que quiero y lo que sé", tiene 88 palabras, fue escrito el año 2007 y modificado por última vez al año siguiente, y como ya dije, no sé si lo mandé a concurso. De todas formas, las probabilidades permiten concluir que no habría salido para nada.

Quiero que pienses en mí. Ya sea una ínfima parte del tiempo que yo pienso en ti. Así sabría que por lo menos estoy en tu mente. Deseo que el tiempo vuele cuando no estoy contigo, sólo para vivir con el alma cada segundo que estoy a tu lado. Quiero que creas en mí, a pesar que el tiempo apremia, y nuestras vidas pueden distanciarse casi tan rápido como cuando nos cruzamos. Quiero que decidas bien, porque no sabes lo que te perderás. Lamentablemente yo sí lo sé.

Este tiempo ha pasado rápido y ha estado lleno de cosas buenas. Sin embargo, quiero dedicarle tiempo a otras cosas, que echo de menos cuando no las hago. A pesar que nadie lea, siempre echo de menos escribir algo aquí, y a veces me sorprende no tener mucho que decir. Pero estoy trabajando en ello.

Hasta la próxima.