miércoles, 13 de abril de 2011

El fin de una era. (?)


El baloncesto es mi deporte favorito. Tanto así, que sigo la NBA con pasión, me sé el nombre del 98% de los jugadores que la conforman, soy fanático de un podcast sobre la liga, juego un juego de fantasía (donde tienes que armar tu equipo y competir en una liga con gallos igual de ociosos que uno), y compré la temporada completa para poder verla desde mi computador.

Recuerdo hace muchos años atrás haber seguido las series de postemporada de equipos como Chicago Bulls (quién no), Atlanta Hawks, Utah Jazz (mi equipo favorito en mis años mozos: "Stockton to Malone!"), New York Knicks, Seattle Supersonics, entre otros, por la televisión por cable. También tenía un pequeño aro en mi pieza, con el que me volvía loco creyéndome Michael Jordan y jugando series infartantes contra Patrick Ewing y compañía.

Así fue pasando el tiempo, y aparte de tratar de jugar la mayor cantidad del tiempo (con la evidente escasez tanto de recursos como de infraestructura), trataba de seguir las transmisiones de partidos, que poco antes (y aparentemente, debido a que no volvieron más) habían fracasado en TVN. Fue de esta manera que el año 1999 llegué a una serie de postemporada entre Utah Jazz, uno de los equipos más poderosos del momento, dos veces finalista de la NBA en las temporadas pasadas (y dos veces perdedor contra unos tales Chicago Bulls) y los Sacramento Kings, un equipo perdido, del Oeste de los Estados Unidos, sin mucha historia en la cúspide del baloncesto.

Como fan de Utah decidí seguir la serie, pero me encontré con un equipo de Sacramento tan corajudo, tan lleno de ganas de sobresalir y con tanta sed de triunfo; junto con una de las mejores hinchadas que hube visto en mi vida (tampoco había visto muchas para la época, pero no por eso no fue menos sorprendente), que no pude evitar, por lo menos, querer que la serie se alargara. Efectivamente eso pasó, y luego de ganar el segundo partido, disputado en Utah, Sacramento tuvo la chance de acabar la serie en su cancha, el Arco Arena, en un cuarto partido (con una serie para el mejor de cinco). Lamentablemente, arriba 2-1 en la serie, Sacramento terminó perdiendo ese cuarto partido 90-89 y luego perdió el quinto y último partido, en tiempo extra, en el entonces llamado Delta Center (aun lo recuerdo), en Salt Lake City. Me acuerdo haber visto el final de ese partido, y las serpentinas lanzadas en el estadio por haber vencido con lo justo, a un equipo recién llegado (era la segunda aparición de Sacramento en la postemporada desde 1986, con la anterior el año 1996).

Mi interés por la liga en su conjunto fue creciendo, al mismo tiempo que estos Kings dejaron metida la duda en mi fanatismo por el Jazz. Así las cosas, el tiempo fue pasando, y llegamos a una nueva postemporada, donde Sacramento perdió con uno de nuestros futuros archienemigos, Los Angeles Lakers, 3-2 (nuevamente en el máximo de partidos), mientras Utah venció a los Seattle Sonics en la misma cantidad de partidos. Pero en algún momento, justo cuando el acceso a internet ya era más masivo (aunque seguía siendo por teléfono) decidí que el equipo que seguiría sería Sacramento, diciéndole adiós a los Jazz.

Al parecer la elección fue acertada, porque los Kings vivieron el mejor lustro de su historia en Sacramento, con seis apariciones posteriores en postemporada, y unas series infartantes con los mencionados Lakers (con una polémica tan grande sobre el arbitraje y un supuesto arreglo de partidos, que hasta tiene una serie de videos hechas por aficionados, que tiene sus mejores videos por aquí), con los Phoenix Suns y con los Minnesota Timberwolves, por nombrar a un par. El equipo formado por Vlade Divac, Chris Webber, Peja Stojakovic, Doug Christie y Mike Bibby será uno de los mejores conjuntos que alguna vez luchó por conseguir un campeonato, y lamentablemente (sea por las razones que sea) no lo consiguió.

Es por todo lo anterior que siento mucha tristeza al saber que esta noche probablemente se vaya a jugar el último partido de los Kings en la ciudad de Sacramento. Como todos sabemos (y algunos desearían que esto no ocurriera), los negocios tienen su lado malo, y un equipo que ya venía saltando de mercados chicos en mercados chicos, sufrió más que ningún otro luego de la recesión vivida hace un par de años en Estados Unidos. De esta forma los dueños del equipo comenzaron a estudiar otras ciudades para un eventual traslado, llegando a Anaheim.


A estas alturas, la única opción para que el equipo no se vaya de la ciudad, es que la junta de dueños de equipos (donde hay pura pobreza) vote en contra del traslado, cosa que nunca ha pasado antes en la historia. Es por esta probabilidad que al parecer ya está todo dicho. Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde, y existen intentos concretos para mantener a los Kings en Sacramento. Yo sólo espero que los Kings no se vayan, tanto por la historia vivida con ese equipo: las alegrías y las tristezas, las esperanzas y las decepciones; como también por su gente, una de las más leales, si no la más leal, con su equipo, a través de las 30 ciudades por las que la NBA se sitúa.

Chris Webber, mi ídolo deportivo de muchos años, el rostro de los Kings en sus años de gloria, y uno de los jugadores que más mereció ganar un campeonato (junto con Charles Barkley, John Stockton y Karl Malone (estos dos últimos, del Jazz), y muchos otros), sorprendió mucho hoy con declaraciones que revelan que ha estado haciendo "esfuerzos muy grandes" para mantener el equipo en la ciudad que lo quiso tanto por tantos años. A minutos de comenzar el último partido de la temporada regular (al igual que en los pasados cuatro años, este año no hay postemporada para Sacramento) "casualmente" frente a los Lakers, quiero compartir el video con ustedes, junto con depositar mi esperanza en algún día ir a ver a los Sacramento Kings, y no a los Anaheim Royals, jugar alguna serie de playoffs en un flamante nuevo estadio de la capital de California.