sábado, 27 de marzo de 2010

La Hora del Planeta... 1 de 8.760.


Hoy a las 20:30 horas estamos invitados a apagar las luces de nuestras casas y a realizar lo que se llama un "apagón voluntario" por la denominada Hora del Planeta. Esta iniciativa nació en 2007 en Australia, como parte de la WWF (no la World Wrestling Federation) y ha ido capturando adeptos a lo largo de todo el mundo. La idea es evitar el (supuesto) calentamiento global dándole un respiro a la Tierra. ¿Qué respondo yo a esta invitación? Pues no, gracias.

El cuento de la hora del planeta es una excusa perfecta para hacer algo (más encima simbólico) por la Tierra por una hora, y el resto del tiempo darle como bombo. Me parece asombroso lo que la gente y la opinión pública recogen como "adecuado" simplemente porque es lo más cómodo y porque llena sus conciencias de mariposas. Claro, apago una hora las luces y creo que cambio el mundo, mientras el resto del año vivo tranquilo y nadie me puede decir nada con respecto a lo que gasto.

La hora del planeta supone, creo yo, un ejercicio posterior que nadie asume o nadie hace público (al decir "nadie" me refiero principalmente a los medios de comunicación), ya que la idea es continuar con las iniciativas que tengan como fin darle un efectivo respiro al planeta. Pero de nuevo, esta sociedad no parece responder a nada que involucre tiempo, ya que la inmediatez y el cortoplacismo actuales nos han carcomido las buenas intenciones, que yo creo que sí tenemos.

Esta irresponsabilidad a la hora de asumir nuestros actos, sumado a la incapacidad de cobrar cuentas a nuestras autoridades (quienes finalmente nos meten el dedo en la boca apoyando causas tan nobles como esta) es la que nos tiene con el mundo al revés, y asustados de que todo lo que ocurre (terremoto incluido) es por culpa nuestra. Yo no creo que sea tan así, pero bueno, hay que controlar a las masas de alguna manera.

Para mí el calentamiento global es un fenómeno tan natural como el movimiento de rotación de la Tierra. Como todo en la vida, pasamos por ciclos, y nuestra madre tierra pasa por lo mismo. Por esto me parece una santa pelotudez andar apoyando causas que más encima no tienen nada de concreto. Bottom line, cuando las autoridades se pongan serias con respecto al daño real que se le está haciendo a la Tierra (es decir, la tala de árboles, la contaminación y la muerte del suelo por la excesiva sobrepoblación en algunas ciudades (cof Santiago cof)), ahí voy a cruzar a su vereda. Por mientras, prefiero dejar el computador encendido para levantarme y opinar ante este sutil atropello.